jueves, 26 de noviembre de 2009

Capitulo 3.1 Empieza la fiesta


"Solo los borrachos, los ninos pequeños y el horóscopo dicen la verdad"

Chille a pleno pulmón, ríos de sudor desbordaban por mi frente. La manta y el edredón estaban junto a la sabana tirados en el suelo. Con el pulso aun a 120 y la respiración agitada, comprobé para mi alivio que aun seguía de una pieza y mas importante, cuerdo. Esta no había sido ni mucho menos una pesadilla normal y corriente, realmente llegue a creer que moriría en ella, lo ultimo que recuerdo es escuchar una voz que me era muy familiar a la vez que aparecía una sonrisa en la oscuridad y lo que parecía una mano me arrastraba hacia arriba…

-Las nueve menos cinco…- veo proyectado en el techo de la habitación


-¿KEIKO?- digo mientras observo que no esta a los pies de la cama

-¡KEIKO!- chillo algo mas preocupado


Levanto de la cama y para alivio veo como Keiko entra tan campante al cuarto con cara de no haber roto un plato en su vida. Me la llevo a la cocina y le pongo un platito de atún.


-Hoy vamos a tirar la casa por la ventana


Como un tigre hambriento se lanza sin miramiento hacia el atún. Pensándolo mas tranquilamente, debería acercarme al medico; los sueños y voces se estaban pasando ya de rosca. Mientras preparo mi chute diario de cafeína con leche escucho unos sonoros golpes en la puerta.


-¡Ya voy!


De camino a la puerta recuerdo la ostia que me pego el loco ese en la semillería, por lo que me preparo para cualquier cosa.


-¿Quién es?

-¡Guardia civil, abra la puerta por favor!


Sin pensármelo corro el cerrojo y veo ante mi a 5 “espárragos” con cara de pocos amigos y con pinta de estar mas en guardia que yo. El primero de ellos, alto y con tez blanca como la cal, parecido en cierto modo a Iniesta, el jugador del Barcelona, se adelanta.


-Buenos días,  ¿Cuántos sois en la casa?- pregunta sin dilaciones

-Vivo solo

-¿Sufre usted de voces, falta de lucidez o ataques de ira descontrolados?- dice como el que sabe ya la respuesta.

-No – contesto secamente – Pero podrían decirme que es lo que pasa por lo menos – digo ya cabreado.


Iniesta me mira con cara de pocos amigos


-Los casos de PETA se han disparado, estamos llevando a los enfermos a un puesto de enfermería habilitado en el cuartel, por seguridad – añade rápidamente – Y algunos son desde mosquitas muertas hasta sádicos desquiciados.


La cara de Iniesta ha cambiado. Ahora muestra, si no es miedo, respeto como mínimo.


- Si ve cualquier caso o se encuentra mal…

-Acudiré al cuartel, no se preocupe. Tengan cuidado, a mí. me ataco ayer uno – digo señalando el bulto en la cabeza.


Ya mas afable pero con rabia en la mirada Iniesta se me acerca 2 pasos y me dice


-Lo se chaval… A uno de los míos lo cojio un PETA y lo apedreó con latas de conserva esta mañana y dos agentes mas han tenido que ser hospitalizados por golpes y heridas varias. Si hoy perdemos a tres agentes en la cancha, ¿Cuántos caerán mañana si la cosa continua así?


Iniesta retrocede y mira al vació pensativo. Se gira, no sin antes despedirse con un gesto de cabeza y advertirme que seria conveniente que cerrara la verja metálica del San Juan. Le echa una mirada al cuadro de la Virgen del Pilar que hay al fondo, y reza algo para sus adentros. Apresuradamente se montan en el todo terreno. Una gran furgoneta que no había visto antes parece estar esperándolos, seguramente sea para llevar los PETAS.


Haciendo caso a la advertencia cierro el gran portón de metal que da a la entrada del San Juan. Esta era una de las entradas mas bonitas de mi calle, estaba enlosada toda de rojo con dibujitos de ciervos, cazadores y demás ornamentas típicamente andaluzas. Un pequeño muro nacía de la columna de la puerta y cerraba el habitáculo con un gran enrejado de 3x 2,5 hasta el techo. En cada esquina había plantas, flores y un jazmín que cubría todo el enrejado. Los antiguos inquilinos compraron la puerta de la casa robusta y montaron esta jaula por llamarlo de alguna manera para evitar robos; pero no conocían la ley de murphy… Un día se dejaron el San Juan abierto y fueron de fin de semana. Un avispado amigo de lo ajeno aprovecho y les visito al ver que la defensa básica había caído. La puerta principal era demasiado dura por lo que opto por lo más fácil, la ventana. Una semana después también la arreglaron y cubrieron con barrotes, también me consta que fue cuando colocaron el cuadro de la Virgen del Pilar, patrona de la guardia civil.


"Si tiemblas con el frio, preparate a temblar con el miedo..."

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